Con un lleno total de los amplios salones del Yatch Club Puerto Madero se desarrolló, el pasado 28 de marzo, el 15º Simposio Financiero. Definiciones, datos duros, diversidad de enfoques para encarar un año que, transcurrido ya su primer trimestre, no afloja en complicaciones cotidianas para el ejercicio de nuestra actividad y para la economía en general. Aquí, una apretada síntesis de los temas abordados, a los que el lector puede acceder en su integralidad consultando el enlace al Simposio, en la página web de nuestro Instituto o en https://www.youtube.com/watch?v=RqDewKn6erU
Sin confianza no hay mercado sustentable
La crisis bancaria internacional suma factores negativos a la profunda crisis que vive nuestro país -dijo Marcelo Fell, presidente del IAEF. Imposible planificar a largo plazo con tan alto nivel de incertidumbre. Cae la confianza. Sin confianza no hay crecimiento ni mercado sustentable.
Coaliciones incapaces de acordar leyes
Sebastián Negri, presidente de la CNV (Comisión Nacional de Valores), dijo que la prioridad es bajar la inflación. Y se refirió al doble comando económico con el FMI. A ello se suma “un Parlamento con dos coaliciones incapaces de acordar leyes, que traban la gestión de los acuerdos”. Para Negri, “transitamos el modelo económico de hace 20 años; tenemos déficit de servicios. Y sin embargo, el año pasado, el país creció, bajó la desocupación y es alta la producción industrial”. En lo referente al criptomercado, “hubo excesivo entusiasmo, aunque lo valioso a rescatar es la tecnología”.
Activos argentinos, muy baratos
Según Diego Fernández, gerente general de Matba Rofex, este año dejarán de ingresar unos 20 mil millones de dólares, por efecto de la sequía: “Algo dramático, nunca visto”. En el mundo, la FED, el BCE y otras instituciones coinciden en un plan de relajamiento monetario y de préstamos a los bancos, como herramientas para evitar que se replique una crisis equivalente a la de 2008. “Se está frente a un cambio radical”, alertó: “habrá burbujas, volatilidad e inflación. Y en cuanto a la narrativa que sostienen las bitcoins de no depender de los bancos centrales, va a seguir.
Argentina tiene que liberar variables. Con buen clima, las futuras cosechas serán muy buenas. Mientras tanto, tener en cuenta que “hoy los activos argentinos están muy baratos”.
Un acuerdo asimétrico
El presidente y CEO de Grupo GNP, Guillermo Pérez, se refirió a su turno al acuerdo automático de intercambio de información fiscal, entre Argentina y Estados Unidos. “Para los EEUU, ese acuerdo aún no está operativo”, advirtió: “Sí lo está para nuestro país”. Por eso, definió como caza bobos a la urgencia con que reclamó un blanqueo fiscal en diciembre de 2022.
El acuerdo de intercambio es asimétrico. Estados Unidos pide todo y no da nada.
Alto riesgo político en América latina
“En los bancos no hay crisis, hay pánico”, arrancó diciendo Todd Martínez, analista de calificación soberana de Fitch Ratings, si bien relativizó su afirmación: “No es sistémico, por ahora. Los bancos centrales han actuado muy rápido para contener la situación.
Casi todas las economías de América latina tuvieron una recuperación muy rápida. Y también mejoraron mucho las cuentas fiscales. Pero hay alto riesgo político en la región: Ecuador, Perú, Chile, Colombia, hoy bajo gobiernos de izquierda. “Aunque no vemos tampoco grandes reformas en los gobiernos de derecha”.
Un próximo gobierno argentino deberá encarar un ajuste más fuerte. Aunque nos preocupa en ese caso la reacción social. Para Argentina, el futuro inminente no es fácil: “Enfrenta una muralla de vencimientos”.
Hay emisiones con enfoque de género
Vemos una emisión creciente de los bonos verdes sociales sostenibles, dijo Daniela Luz Clara (SMA Latinoamérica). Cada vez más emisores no convencionales, ONGs que apuestan con éxito al mercado de capitales para buscar recursos.
También hay emisiones con enfoque de género. Y el sector público como emisor. Como en el caso del municipio de Córdoba, por ejemplo con su bono verde.
Otra tendencia es el involucramiento de la banca comercial y la de desarrollo. En algunos casos, como emisores (Banco Galicia, BICE, Banco Ciudad). Muchos bancos ya están definiendo una estrategia de sustentabilidad interna, lo que les permitirá emitir sus próximos instrumentos de deuda con impacto ambiental y social.
Hay cada vez más bancos interesados en diseñar productos sostenibles: líneas de crédito, por ejemplo. Hay bancas de segundo piso, créditos corporativos e individuales. Hay un gran margen para el desarrollo de sus productos, para bancos y empresas.
Crecimiento más transparente
En el área de finanzas sostenibles, la calificadora presenta distintos tipos de productos –dijo Gustavo Ávila (Director Sr.Fix, afiliada a Fitch Ratings).
Algo a destacar son los bonos temáticos: verdes, sociales, sostenibles y vinculados a sostenibilidad.
2022 fue el primer año en que se observa una leve desaceleración en el crecimiento de las emisiones mundiales de bonos temáticos, vinculado a la suba de tasas en EEUU y cierto deterioro global. Los sectores de energía, bonos verdes y el transporte limpio, muy importantes. Cada vez más, desde ONGs chiquitas pero también en grandes corporaciones han ido animándose.
Tratamos de ver cómo ir adoptando las mejores prácticas. Desde el lado de los créditos hubo un crecimiento distinto. Son los créditos que más han traccionado en bancos. Es uno de los principales motores de crecimiento.
A nivel mundial vemos una regulación creciente en países desarrollados. Compañías de seguros y fondos de inversión requieren cada vez mayor transparencia. Se trata de que el crecimiento tal vez no sea tan exponencial pero sí más transparente.
En Argentina, los bonos corporativos son los de mayor “trac record” en volumen. La cantidad de emisiones es notable: más empresas se van animando. El tamaño de emisiones todavía es chico. El mayor desarrollo está vinculado a corporativos (energías renovables, parques eólicos). En el agro tiene una gran potencialidad. Más compañías pueden animarse a fondearse de esta manera.
En pocos meses se define cuán errático será el futuro
"Cada vez que la FED o el Banco Central Europeo mueven variables, generan correcciones muy bruscas –destacó Federico Tomasevich (presidente de Puente).
En este caso, durante más tiempo de lo prudente la tasa estuvo muy baja. Así se generan correcciones exageradas. La FED y el BCE no son extraños a esto.
A partir de 2007 los movimientos fueron muy moderados. A partir de entonces hubo un cambio en las políticas. Desde 2020 a 2022 la tasa es cero. Y a partir de entonces es 5%.
El mercado internacional está muy pendiente en Ucrania, sobre todo en el tema energía, tema que impacta más fuerte en Europa que en EEUU. Hay consenso en que no pueden hacerse cambios radicales. Tampoco se puede dar marcha atrás, con lo cual se estima que no habrá muchos cambios en la tasa. Pero surgen temas como un banco con problemas… y otro banco con problemas… Habrá mucha reestructuración de deuda y mucho default en países desarrollados. Eso va a incrementar el costo del dinero. De hecho ya está sucediendo.
Lo que vemos localmente en Argentina es la consecuencia de decisiones políticas sobre la economía. El tipo de cambio reacciona por razones políticas, no necesaria ni únicamente monetarias. Hoy la política argentina no está contemplando el altísimo riesgo de las variables macroeconómicas." Todos son mensajes erráticos que generar un alarmante clima de inestabilidad. Lo único que está viendo el mercado es que, en pocos meses se define cuán errático será el futuro… no que dejará de serlo.
La caída de depósitos: casi una comedia de enredos
“Afuera tenemos problemas… pero tenemos la capacidad para lidiar con esos problemas”, comenzó diciendo José Siaba Serrate (titular Estudio Siaba Serrate).
Es cierto que hay dos o tres colapsos bancarios, aunque la mejor manera de verlo es poner la situación en perspectiva. No olvidar que el mundo enfrentó en 2020 una pandemia. La recesión fue muy breve –duró apenas dos meses. La gran proeza de la Humanidad fue solucionar la pandemia durante el mismo proceso. Se tomaron decisiones políticas de no repetir el error de la crisis de Lehman. Evitar sus secuelas. Hoy tenemos la inflación más alta en 40 años y la respuesta en política monetaria, también la más agresiva en igual período. Es un milagro haber tenido una pandemia sin crisis crediticia, financiera ni bancaria. Hemos visto, “en la trinchera”, una enorme capacidad de controlar un fenómeno tan complejo, cuyo control parecía imposible.
La caída de depósitos es casi una comedia de enredos. La economía sigue estando muy firme; se desaceleró mucho en el último trimestre del año pasado… pero en enero nos desayunamos con que EEUU crea medio millón de puestos de trabajo. En la medida en que la crisis sea sólo de liquidez, lo que se puede hacer es lo que se está haciendo.
En el ámbito local, cualquiera en su sano juicio se da cuenta de la situación que estamos viviendo. La situación ya era complicada en noviembre del año pasado, cuando la sequía era incipiente: hoy cualquier pronóstico favorable ya es muy difícil de sostener. La sequía es el doble de nefasta de lo que creíamos a comienzos de año. No tenemos reservas, una brecha cambiaria de más del 100%, una coalición de gobierno muy fragmentada. Hoy estamos mucho más “tranquilos” de lo que merece el momento.
A fines de 2021, los activos financieros estaban en sus máximos históricos –indicó Matías Cremaschi (CIO de Delta Asset Management).
Se acabó el mundo de los estímulos. Una consecuencia de la suba de tasas: recesiones, que esperamos para este año. Pandemia y guerra dañaron las cadenas de suministros globales. Mayor inflación. Tanto bonos como acciones sufrieron de manera similar, no hubo dónde refugiarse. 2022 fue un año muy desafiante. Lo que hoy vemos es una economía americana que va a entrar en recesión. La inflación sigue mermando pero en situación más incómoda para los bancos centrales. Estamos viendo hoy una recuperación transitoria, dentro de un ciclo de recesión.
En Argentina hay coletazos que nos llegan. La parte buena es que los commodities se ubican bastante altos. Aunque nuestros dramas son más bien domésticos.
Tenemos una posición cautelosa, en materia de instrumentos. Para renta fija no estamos sumando duración a nuestros portafolios. Nos gustan algunas apuestas en commodities: el oro podría entrar en un ciclo alcista interesante. el petróleo es un mercado todavía en desequilibrio pero retomaría un poco de fuerza si no hay una recesión severa. Todo lo ligado a metales y energía nos parece bastante atractivo.
Hoy es momento de esperar un poco para sumar riesgo.
Argentina es una historia macro y política. Quedó claro, con la asunción de Massa, que no habría cambios de fondo. El FMI quitó exigencias al programa, lo que permitió políticas transitorias. El escenario de una sequía extrema es lo que hoy está sucediendo. No hay mucho margen para innovar. No podemos descartar escenarios más complicados. Preocupa, como en todo año electoral, las necesidades de buscar coberturas. El mercado está dispuesto a acompañar propuestas razonables. Para un plazo corto, no se puede escapar al riesgo soberano.
Las visiones dogmáticas son incompatibles con la democracia
Todos somos conscientes de la enorme precariedad que caracteriza en estos momentos a la Argentina –advirtió Ricardo Gil Lavedra (presidente Colegio Público de Abogados).
Hay una precondición necesaria para emprender las múltiples tareas que exigen las reformas a encarar: tener una institucionalidad sólida, que permita políticas estables y con algún grado de permanencia.
Gozamos de 40 años de democracia ininterrumpida, un privilegio en un mundo donde aparecen procesos que amenazan a las democracias. Latinoamérica ya tiene ahora instaladas varias dictaduras: Nicaragua, Cuba, Venezuela. O regímenes híbridos –democracias con impronta autoritaria, como el de El Salvador. Y en el resto –salvo Uruguay, Chile o Costa Rica-, democracias en un gradiente de baja calidad democrática. Estaríamos en una suerte de estancamiento de la democracia. Un avance extraordinario del narcotráfico y una insatisfacción sobre los resultados de la democracia. El desencanto favorece el resurgimiento de modalidades autoritarias.
Una de las llaves para superar el estancamiento es la institucionalidad. Las instituciones moldean las preferencias de los ciudadanos. Argentina, en estos 40 años de democracia, ha tenido un comportamiento institucional no muy eficiente: gran cantidad de políticas públicas de diferentes signos y sentidos: ahorro forzoso, plan Bonex, convertibilidad, estatización, impuestos extraordinarios, etc. Muchas de esas políticas no son coincidentes, no atienden al largo plazo.
Soy muy crítico del presidencialismo. No favorece los acuerdos, personaliza el poder y lo concentra. Estamos siempre basculando entre el Congreso escribanía o el Congreso bloqueado. Hoy el Congreso prácticamente no funciona. La falta de acuerdos políticos ha desplazado hacia la justicia, temas que son políticos. La baja credibilidad que tiene hoy la justicia…
La seguridad jurídica depende de un entramado legal que asegure los derechos –libertad, propiedad-, a través de leyes justas, razonables y estables. El sistema de justicia debe tener procedimientos eficaces: hay que robustecer la juridicidad, precondición necesaria para las políticas públicas. Hay que fortalecer el Congreso: siempre que hay acuerdos extendidos, las cosas duran más. El abuso de las facultades legislativas del presidente horada la seguridad jurídica. No hay ley que no pueda ser modificada por el presidente de turno cuando le plazca.
Obsérvese lo que sucedió con los “famosos” fondos de la Anses: están establecidos por ley. ¡Pero DNU mediante, al diablo con la ley! ¡Y para colmo, un DNU que queda supeditado al dictamen de una universidad!
Cuando el sistema entra en la discrecionalidad, no puede haber certezas ni estabilidad ninguna. La justicia controla el ejercicio del poder de los otros poderes del Estado. La credibilidad de los jueces no depende del voto popular: lo peor que puede hacer un gobierno es horadar la legitimidad judicial.
Estos 40 años deben servir para renovar nuestro compromiso con la democracia. Hagamos una fuerte apuesta por la preservación del estado de derecho, más allá de quien asuma el poder político.
En Argentina falta pluralismo. Las visiones dogmáticas son incompatibles con la democracia. La incertidumbre es tal que ni siquiera se sabe hacia dónde se apunta la nave.
En una sociedad más ordenada, creo en la fortaleza de los partidos políticos. No creo en liderazgos marginales, sin apoyos visibles y por fuera de las organizaciones políticas.
Así como tenemos que defender la independencia de los jueces, también tenemos que vigilar su desempeño. No sólo tienen que actuar bien: tienen que aparentarlo.
Hay muchísimo por hacer y por mejorar en el sistema judicial.